Montevideo

¿Han visto la propuesta de DicARTES? Si no lo han hecho, les recomiendo darse una vuelta.

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Ayer, fui a ver La Veritá. Excelente espectáculo que mucho recomiendo. Me divertí y creo que aprendí alguna cosa. Buen espectáculo que no me hace en nada arrepentirme de los 900 pesos de entrada. Creo que lo vi bien, me conformó la relación costo/beneficio... siempre una ecuación al menos difícil. Pero resulta que fuí porque me gustan los espectáculos, me gustan las artes escénicas y me gusta la performance (lease como se escribe). Me gustan mucho. Me alegran, me cambian el ánimo, me sorprenden. Y como espíritu crítico no puedo ser ajeno a la comparación.

Odiosa la comparación, como siempre. Pero me pregunto que tiene Finzi Pasca... ¿Dinero, fama, medios, contactos...? Yo que sé... Sólo sé que se muestran unas habilidades excepcionales, una técnica depurada, una comicidad muy bien estudiada, una histrionismo de primera. Pero (si, llego el "pero") para un elemento escénico tan poderoso como la tela mayor de Dalí, o mejor, el telón más marcante del momento... no logran dar la talla. Hacen un espectáculo impresionante. De eso no hay duda. Impresiona, divierte, entretiene y lo deja a uno comentando. En definitiva, lo que debe hacer un buen espectáculo o una buena obra de teatro... o lo que uno espera cuando va al teatro.

Ahora veamos... el año pasado una obra llamada "Animal de costumbres", en El Picadero. Combinación ecléctica de danza, acrobacia, música y texto... sí, texto. Texto en movimiento. Movimiento conceptual. Concepción escénica. Experimentación teatral y musical. Acrobacia, danza, actuación y música parcialmente integradas. Algo de eso vi hoy en La Veritá... y sin embargo, vi quizá más habilidad (sin duda más ensayo) y vi al menos tres ceros más (creo que cuatro) a la derecha, de presupuesto y quizá cinco ceros más de recaudación. Y eso me da pena. Ya que en Montevideo, siglo XXI, creo que es lógico considerar el mejor espectáculo en esos géneros híbridos que nos dan las artes escénicas hoy en día, a La Veritá. Se ha ganado un lugar propio y ha recaudado suficientemente. Se lo merece.

Pero un "Animal de costumbres" no sólo aporta más al espectador uruguayo, sino que es una mejor obra, para mí en todo sentido, si podemos superar nuestro eurocentrismo y sobre todo nuestra facilidad para reconocer lo bueno afuera y negar lo bueno adentro. En todo sentido la obra local es superior. Y somos, tan poquita cosa en el paisito, que pagamos 10 veces más y estamos contentos, cuando tenemos la innovación a la vuelta de la esquina, pero como es más barato, o no tiene nombre, o no hay una tela de Dalí (100% desaprovechada a nivel escénico, si olvidamos un par de bromas, o chistes) resulta que no vamos o quizá peor... resuelta que nadie nos avisa. Creo que la razón es que nos gusta demasiado comentar y nos hemos olvidado de apreciar. Hoy pasan cosas... en cualquier lugar. Lo de La Veritá es bueno, muy bueno... pero un Animal de costumbres, es excelente... es que simplemente, ahí ese animal, en el picadero... dió un servicio que fue excelente. Y muy pocos lo vieron. Y fue lo mejor del año, y del año anterior, y del próximo también. Porque lo excelente a veces pasa. Y hay que estar despierto. Buenas noches.

En pocas palabras... no se puede decir.

¿Qué nos pasa? ¿Hasta donde vamos a seguir explorando la posibilidad de hacer las cosas mal?

Recuerdo... fue ayer... 30 años, no más... hablábamos de ser independientes, de fundar una nueva forma de entender la sociedad, la familia... no nos queríamos casar, ni pasar por el tamís del estado, para que nuestro amor tuviera una forma.

Y así, fundamos familias y muchos fracasamos (bien, por los que aún hoy lograron mantenerse juntos). Pero, la mayoría (quiero creer) lo siguieron intentando... eso de fundar familias, encontrar a la persona amada y mantener al estado lejos de amor (lo cual, parece lógico... perdón, parecía lógico).

Y ahora, se supone que debo entender... ¿Qué haya parejas de todo color, forma y tamaño, legitimadas por el estado? ¿Y debo aplaudir? Disculpen, pero para mí la tolerancia o la igualdad pasa porque todo ser pueda estar con sus seres amados. Y si eso implica la unión heterosexual, homosexual, bisexual, multisexual, poligámica, zoofílica, plural o singular, creo que está a nivel de cada uno, con el otro o los otros (u otras) definirlo. Son cuestiones privadas, personales, lejanas al los asuntos del estado. Cuando decidí no casarme, y así lo decidió de común acuerdo mi pareja, y así tuvimos juntos hijos, era lo que pensábamos... y creíamos... que el estado no podía ni debía regular sobre nuestras vidas. Que en este mundo que pretende convertirlo todo en público y en un espacio de publicidad abierta, parecerían estar condenadas a extraviarse las nociones más básicas de por qué tiene sentido estar con otros en una comunión de intereses. Y hoy... ¿hay sectores que luchan por casarse? Disculpenme, pero esas gentes... son reaccionarias. Llevo 30 años de no casado y varios hijos, para saberlo. Y mientras tanto, lo que se extravía no es sólo nuestra privacidad, sino la libertad pública de todos. La mía (que me preocupa) pero la de todos los demás (que me ocupa también).

Reivindico lo privado, lo privado de verdad, propio, inalienable. No me hablen de victorias o avances, donde solo hay retroceso, espantoso gusto por el status quo.

Siempre estuve en contra del matrimonio... simple o complicado, religioso, o civil. Y lo sigo estando, del color que sea. No tengo nada contra los seres que se casan, pero... ¿para que se casan? O no saben como arreglar las propias cuentas (tomen un mínimo curso de contabilidad antes de casarse, lo de casarse no es necesario), o aún creen en lo que el estado no les puede dar... porque realmente, no se los puede dar. En realidad, si se quieren casar... vayan a una iglesia, es lo único que hace una diferencia. Lo otro... lo otro es trámite, trámite, sellados, colas... y nada más. Por que el arroz... cualquiera se los puede tirar.

Cuando aún existía el temor a dios, lo de casarse se podía entender... pero ahora... ¿Qué?

Hoy, como ayer, una vez más... es la noche de la nostalgia. Cuidado. Cuidado en las calles. Cuidado en las casas. Piense... no piense mucho... pero no se olvide de que puede pensar. Y tratemos de pasarlo bien. Mañana... será otro día.

Les recomiendo el nuevo sitio de Julio Cabral. Ya está en línea y permite no solo una visión de algunas de sus Obras, sino que presenta noticias y otras informaciones sobre el artista.

Bueno, esto es para recordar que hay que actualizar el sitio y conseguir nueva información.

Marcos Gabay

Saludos.